Carta de Luis Lagos
APRECIADOS AMIGOS DE LA JEC:
Los últimos acontecimientos han sido duros para todos, pero en especial para Fernando Martínez y familia, así como para la de Renato. Preferí guardar silencio durante todo ese tránsito inevitable: me pareció una actitud de respeto y homenaje con Gloria, con Tobi y con ambas familias.
Hoy rompo ese silencio para decirles que el dolor que podemos sentir entre todos —es evidente— no llega ni siquiera a los talones del que sienten sus familias. Pudimos enviarles palabras más o menos hermosas o sentidas, como decimos en Chile, pero todo ello no mitiga en nada el duelo que necesariamente deben pasar.
Por otra parte, mis creencias —si así pueden llamarse— no me permiten atisbar siquiera una posible tierra de futuro en la que volvamos a disfrutar de nuestras sensaciones juveniles que nos tocó en suerte compartir: éstas nos formaron para bien o para mal y en gran medida son el eje conductor de nuestra vida postjec y actual: en destacado lugar menciono la solidaridad, unida a la amistad. Estas dos fuerzas nos han llevado a tomar decisiones políticas y humanas que han construido nuestra existencia.
Gracias a todos los que supieron infundirnos tales fuerzas: Mario Urzúa, Gonzalo Aguirre, los actores principales de esta verdadera “comédie”, porque no hay que dramatizar: la vida es sueño, que dijo el gran poeta, sueño y nada más. Y en él nuestras decisiones son las bisagras que permiten abrir puertas, cerrar otras, entornar ventanas, tapiar para siempre lo que así deseemos, etc. Y en este sueño nuestro han dejado ya su papel varios actores.
Como es natural, las nuevas generaciones con su sueño nos desplazan y aportan nuevos rostros y, en su ovillo embrujador, ofrecen nuevos caminos, traen más sabiduría, o nos devuelven al período de las cavernas: no de otro modo pueden explicarse las atrocidades de dictadores o la grandeza de la “buena gente” que en algún momento de nuestra vida nos echó una mano sin saberlo nunca nosotros; en fin, sueños que se tejen y destejen como un gran manto digno de Penélope, la vida en suma.
He leído las palabras que se cruzan en sus múltiples y a veces apresurados correos: va un cálido abrazo para cada uno de ustedes, pero por encima de todo un SALUD con mayúsculas. Que las copas de vino que bebamos sean infinitas. No haré acto de contrición alguno, ni por vivos o muertos, sólo sabré reír con ganas cuando llegue la perra muerte al final de los días. Sigan temiendo la muerte pero con mayor intensidad aférrense al placer, porque así aprenderemos a vencerla.
Así pues, disfruten del asado en casa de Roberto y alcen sus copas de vino en un sonoro salud! por todos, y recuerden con alegría a la chica Gloria, a Renato Tobi, a Mario, a Gonzalo Mote y a cuantos hayan llegado al final del camino.
Reciban más abrazos de lagos luis y familia, desde Barcelona, en noviembre, 2007, con los primeros fríos pero en el calor y corazón de todos ustedes. Les llevo conmigo.
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