envejeciendo

ENVEJECIENDO

Dejaste mi piel arada
como aran en mi tierra
la tierra en abril y mayo,
llevando la eternidad a los cimientos
como hacen en mi tierra con la piedra
la primera piedra,
la olvidada,
tiñendo de ocre los vientos
como hacen por estos cielos
cada vez más fríos,
cada vez más largos los inviernos.

Creo que alcancé a contar mil hojas
y otros tantos cientos de agua
llegando a ser sólo el surco
que dejó en mí tu espada,
expuesto al alba
al polvillo del camino
al tanteo del zapato,
pequeña herida en un dedo,
dolorosa, inofensiva,
pero tan cercana al hueso.

Si llevo el ojo a los cielos
y la mano a los guijarros
ya no duermen con mi tiempo.
Soy la brecha en un camino
del hombre que mira y pasa,
lejos del trino y espera,
soy la tierra, tú, la fuerza
eres hambre, yo el bocado.

Dejaste mi piel arada
con el sol de abril y mayo.
Junta tus manos y encierra
el soplo de tus veranos
les pido me dejen en la tierra
que aún puedo florecer
en
cuatro rosas y un geranio.


gracias a todos, por acompañarme en este en vejecimiento,
con amor fernando martinez