mi padre
- ¿Verdad que tenemos una presidenta mujer?
- Sí.
Mi padre se murió hace casi 50 años y lo único que se le ocurre preguntarme es por la presidenta, no es lo que uno se esperaría. Ni siquiera nos dimos un abrazo. Después de tanto tiempo somos como dos desconocidos.
Lo recordaba discretamente calvo, casi sin canas, con una risa que a menudo le cortaba la respiración, flaco y con un pucho siempre en los labios, lo que terminó por matarlo. Se reía ji, ji, ji, o sea terminado en I, porque hay otras risas (abiertas dirían los líricos) que son ja, ja, ja., y las del viejo de pascuas que son en O, en fin, lo miraba y como el asunto no tenía para mí ninguna lógica, sólo lo seguía mirando sin salir del asombro. Estaba igual como partió, flaco - en los huesos - se decía antiguamente; parece que donde estuvo todos estos años no se engorda, capaz que ni se coma, bueno, estas son sólo elucubraciones porque de eso no sé nada y además nunca me importó mucho el más allá. Lo más cómico es que yo me vea mucho mayor que él, después de todo tengo sesenta y tantos y él se fue bastante joven.
Lleva una camisa escocesa, y mientras yo lo sigo lentamente por la playa, se detiene mirando el mar, alza los brazos rítmicamente y aspira a grandes bocanadas, como si quisiera tragarse el aire, además haciendo mucho ruido en cada aspiración - Les pedí que me incineraran y tiraran las cenizas al mar, nunca lo hicieron - No sonaban a reproche sus palabras, más bien a desilusión, supongo que no habrá vuelto para reclamar por eso.
Traté de rememorar, no por buscar explicaciones, estas cosas son siempre difíciles y los moribundos se sienten, quizás por qué, con derecho a pedir leseras, parece que la cosa es complicarle la vida a los vivos, como el famoso cuento de que si me muero en Madrid que me entierren en Barcelona. Claro, ahora lo recuerdo, él dejó un carta con su última voluntad y deseos: que la cabaña de Leída no se vendiera nunca, y eso un fue una buena corazonada, ya que nos sirvió para esconder a varios en tiempos de la dictadura, pero también para que me tomaran preso; que mi hermana menor no se casara con el que obviamente se casó y entre otras peticiones el asuntito ese de las cenizas. No me pareció atingente ni cortés decirle que era de un costo no despreciable para nosotros en ese momento.
Se sentó en la arena - ¿Tienes un cigarrillo? -
- No fumo.
Papá, le iba a decir, pero no me salió la palabra. En medio siglo se pierde la costumbre.
- Me vas a tener que comprar, que sin el vicio yo no funciono, además que fue lo único que exigí para volver, y quizás por lo insignificante de mi petición fui el elegido, que si supieras lo que demandaban los otros, te mueres. “Cabaña especial”, si se puede.
Me largue a reír. Nunca me había percatado que también me reía con I, como mi padre. Me miraba entre confundido y enojado, que nunca tuvo buen genio el Flaco, como le decían sus amigos, yo no, porque era muy niño.
- Cabañas, papá, ¿Dónde diablo estuviste? Hace mil años que no se fabrican, sólo tabaco rubio, además con filtro.
- ¿Filtro?
- ¡Por Dios!, a ver ¿Tú cuándo te moriste?
- El 17 de Diciembre de 1958, hasta yo lo sé ¡Por la puta el hijo que me gasto!
Lo miré con simpatía, pero las fechas se olvidan, apuesto que él tampoco sabe cuando se murió su padre. Estaba sentado con las piernas cruzadas y los brazos sobre ellas. Me senté a su lado. Y puse mis manos en sus antebrazos. No estaba helado. No tenía porqué estarlo, pero eso de estar muerto uno lo asocia con el frío, los gusanos y hasta malos olores.
- ¿Estás con permiso, viniste para siempre, cuanto tiempo te vas a quedar?
- ¿Tú que crees, ya me quieres echar?
- ¡Oye, papá, no es nada de eso! Bueno, qué importa, es que estaba pensando que podría estar años poniéndote al día. No me vas a creer, pero siempre imaginé algo así, ¿Qué pasaría si un día volvieras, cómo te podría explicar como está de cambiado el mundo en que vivimos y hasta la posibilidad de vivir en otros mundos?
- ¿Y?
- ¿Y qué, no vas a querer que te cuente todo lo que te has perdido?
- ¿Estás muy apurado?
- En realidad no, pero no sabría por donde empezar, quizás si tú me fueras preguntando.
- ¿Y qué quieres que te pregunte?
- ¡Por Dios, Papá! No sé como tomarte, no recuerdo como eras antes, quizás siempre fuiste tan difícil, nunca tuvimos un diálogo de adultos, pero a mí se me ocurren de inmediato tantas cosas, yo supongo que empezaría preguntando por la familia.
- Bueno, ¿qué es de ellos?
- ¡Oye! Pero con más ganas, para que te crea que quieres saber, que no parezca una obligación.
- A ver, mejor te lo explico, no sé si quiero saber, me fui muy cansado de la vida, los últimos meses fueron un suplicio, lo único que quería era que todo terminara.
- Y entonces, ¿Por qué has regresado?
- Bueno es que ahora no me duele nada, en todo caso ese es otro cuento, no lo sé muy bien, aproveché una oportunidad, se puede decir, y aquí estoy, digamos que tenía cosas pendientes.
- Mamá murió hace como siete años.
- Bueno, que sus buenos años tendría ya, nadie es inmortal.
- Se había casado de nuevo.
- No me digas, ¿Cómo se llamaba el pelotudo de la ferretería, el negro cabeza de luche?
- No sé, no lo recuerdo, pero no fue con ése. Era un veterinario, un buen hombre, él se murió primero,
- O sea que la Olga se echó a dos maridos.
- Adrián Becerra, ¿te suena?
- No, para nada.
- La Andrea, La Andreíta se casó con José, que a ti nunca te cayó bien, un matrimonio estable, tuvieron tres chiquillos, y no sé cuantos nietos, buenos muchachos, todos universitarios. Y Jorge, bueno, hace años que no nos vemos, emigró a Suecia después del Golpe. Ha venido a Chile, pero no sé, está muy cambiado.
- ¿Y tú?
- Yo, ¿yo qué? Aquí estoy, vegetando. Creí que después de jubilarme sería capaz de escribir una novela, la novela del siglo ¿Te acuerdas del Martín Rivas inmerso en la revolución del 59.
- No del 51, el Motín fue en abril de 1851.
- Bueno, tú eres el profesor.
- Aquí con el Golpe tuvimos tanto material para una novela, pero no sé, no se ha dado, demasiado panfletario todo lo que se ha hecho. ¡Ah! Ya sé, me miras sin entender, pero es que uno se imagina que donde tú estás se sabe todo, se ve todo, pero parece que no es así. Hubo un golpe de estado el 73. El año 1973, supongo que ya te ubicas en las fechas. ¿Te acuerdas de Salvador Allende? Cuando tú votaste por Frei, ya estabas bien enfermo, yo tuve que acompañarte, Allende salió segundo por muy pocos votos, dejando a medio mundo asustado.
- No, no sé nada de este mundo, allá es, no sé explicarlo, no tengo colores, el tiempo está detenido, nada ocurre, no pasa nada, a nadie le intereso, soy como una molécula que forma parte de una inmensa roca, un ente inmutable.
- Pero acabas de decirme que tenías algo pendiente, o sea que algo te importaba.
- No sé, debe ser mentira.
- Pero estás aquí.
- Si, pero no tengo la más una puta idea para qué, ni qué debo o quiero hacer. Salvo fumar, sería rico un Cabañas especial, tenían un cinta de papel café como boquillera, ¿los recuerdas?
. - Sí, tú me pedías que te los guardara cuando viajábamos en el tren al Sur. Yo creo que lo hacías para probarme, pero nunca fumé. Bueno, de mi vida, te puedo decir que tengo, que tuve dos hijos, el mayor se murió en un accidente de lo más tonto, con un grupo de compañeros después de una fiesta, con un poco de trago, qué sé yo, chocaron y se dieron vuelta en el auto. Andrés que es el menor nunca ha madurado, lleva dos matrimonios, y dos chiquillos, uno con cada mujer, nunca puedo ver a mis nietos juntos.
- Yo no me quejo, nunca alcancé a conocer a mis nietos.
- Cosa tuya, tú te lo fumaste todo y nos dejaste, todos éramos niños, yo aún no cumplía los quince, y la Andrea andaba por los 18 supongo; debió suspender los estudios, y eso que en ese tiempo la universidad no se pagaba.
- ¿Me estás retando?
- Más o menos, sí, creo que tenemos derecho, económicamente quedamos pésimo, tu pensión de profesor nos alcanzaba para comer una semana. Lo del veterinario de mamá salvó la situación, era un buen tipo Para Jorge fue un verdadero padre, yo, bueno, para mí fue más difícil, estaba empezando a madurar y saberlo en la cama con mi madre me molestaba. La Andrea, en cambio optó por casarse, se fue de la casa y listo. ¿Quieres que te cuente otra cosita?
- ¿Te quieres reír de mí?, bueno ríete, nadie es perfecto, de ti no sé nada, pero es cosa de rascar un poquito por aquí y por allá para que salgan las yayas. Mejor cuéntame del mundo, en medio siglo siempre pasan muchas cosas, guerras, mal que mal yo me mamé dos guerras mundiales y la de Corea que tenía bastante mala cara.
- Bueno, guerras, así grandotas no, pero muchas guerras más pequeñas, a veces entre varios países, pero ahí no más. Los gringos son ahora amigos de los rusos, de los alemanes y hasta de los chinos, los únicos conflictivos son los árabes que además son ricos y tienen petróleo y en cuanto al resto del planeta, nadie los quiere mucho, pero los necesita. Es un jaleo complicado, tú sabes, ellos siempre tan poderosos e inteligentes se llevan jugando a la guerra y después no saben como salirse. Algún periodista los bautizó como el Imperio, eso porque actualmente no tienen ningún contrapeso, pueden imponer su voluntad por la fuerza en todo el mundo, además están felices de tener un emperador tan torpe como Nerón. Bueno ese es un buen resumen mundial de cincuenta años.
- Está bien, lo bueno, dos veces breve, ¿Era algo así, no?
- No, lo bueno, si breve, dos veces bueno.
- Salvo para el sexo
- No lo había pensado.
- ¿Y qué más?
- No me creerás, los norteamericanos llegaron hace años a la Luna con una nave, o sea un avión que viaja por el espacio.
- ¿Un disco volador?
- No, son como cohetes, ¿tú alcanzaste a conocer a Juri Gagarin?
- No, no sé quien es.
- No importa, quizás eso fue después, pero el Sputnik, ¿el satélite ruso?
- Sí, sí, como una pelota de fútbol que daba vueltas.
- Se han mandado naves a Marte y hasta más allá de Plutón. Pero lo más espectacular que te perdiste, debe ser la tele, me acuerdo que habíamos visto televisión cuando vino Perón, me llevaste a la calle Ahumada y había una en la vitrina, ¿Te acuerdas? Parece que en Falabella, Ahora todo se hace con la televisión, y todavía que es en colores, se ve mejor que las películas de tu tiempo, entonces cuando aterriza una de esas naves en Marte o en cualquier otro lado, uno lo puede ver por la tele, ¿Qué me dices?
- Sí, me gustaría verlo.
- Sí, y ¿qué más te gustaría ver?
- Mira aquí en San Antonio, en Barrancas mejor dicho, había un boliche pequeño, ahí me las pasaba a veces, no sé si tenía nombre siquiera, lo atendía una buena mujer, hasta me fiaba cuando andaba corto.
- ¿Y a tus hijos, a tus nietos?
- Bueno, puede ser, pero no vine para eso, ni siquiera los conozco a los nietos.
- ¿Y a mí, para qué me buscaste a mí?
- Yo no te busqué, no tengo idea por qué llegaste, además que casi no te reconozco, viejo, medio pelado y barrigón, ji, ji, ji.
- Me jodiste.
- Ji, ji, ji.
Se paró y empezó a correr por la playa, hacia el sur, hacia la primera roca, como la llaman los lugareños. Se lo veía liviano, lleno de vida, aunque parezca un desatino decirlo. Volvió después de unos minutos y empezó a sacarse la ropa.
- ¡Oye, papá te has vuelto loco! Ni siquiera sabes nadar, esta no es una playa para bañarse, al lado de las rocas hay una tremenda corriente, aquí todo el tiempo se ahoga la gente.
- No me hagas reír, ¿tú crees que uno se muere dos veces?
- Ya, ya, no he dicho nada, espero que no se te ocurra bañarte en pelotas.
- ¿Y qué tendría de malo, has visto por casualidad una bolsa de playa con mi traje de baño?
- Está bien, báñate como quieras, ojala que aparezcan los pacos y te tomen preso.
- Gracias hijo, no esperaba menos de ti. ¿Quién te hizo tan complicado y putijunto, o sea pusilánime, que es lo mismo? Mira, imagina que tú vuelves después de cincuenta años y te encuentras con un Hijo......................
Continuara
- Sí.
Mi padre se murió hace casi 50 años y lo único que se le ocurre preguntarme es por la presidenta, no es lo que uno se esperaría. Ni siquiera nos dimos un abrazo. Después de tanto tiempo somos como dos desconocidos.
Lo recordaba discretamente calvo, casi sin canas, con una risa que a menudo le cortaba la respiración, flaco y con un pucho siempre en los labios, lo que terminó por matarlo. Se reía ji, ji, ji, o sea terminado en I, porque hay otras risas (abiertas dirían los líricos) que son ja, ja, ja., y las del viejo de pascuas que son en O, en fin, lo miraba y como el asunto no tenía para mí ninguna lógica, sólo lo seguía mirando sin salir del asombro. Estaba igual como partió, flaco - en los huesos - se decía antiguamente; parece que donde estuvo todos estos años no se engorda, capaz que ni se coma, bueno, estas son sólo elucubraciones porque de eso no sé nada y además nunca me importó mucho el más allá. Lo más cómico es que yo me vea mucho mayor que él, después de todo tengo sesenta y tantos y él se fue bastante joven.
Lleva una camisa escocesa, y mientras yo lo sigo lentamente por la playa, se detiene mirando el mar, alza los brazos rítmicamente y aspira a grandes bocanadas, como si quisiera tragarse el aire, además haciendo mucho ruido en cada aspiración - Les pedí que me incineraran y tiraran las cenizas al mar, nunca lo hicieron - No sonaban a reproche sus palabras, más bien a desilusión, supongo que no habrá vuelto para reclamar por eso.
Traté de rememorar, no por buscar explicaciones, estas cosas son siempre difíciles y los moribundos se sienten, quizás por qué, con derecho a pedir leseras, parece que la cosa es complicarle la vida a los vivos, como el famoso cuento de que si me muero en Madrid que me entierren en Barcelona. Claro, ahora lo recuerdo, él dejó un carta con su última voluntad y deseos: que la cabaña de Leída no se vendiera nunca, y eso un fue una buena corazonada, ya que nos sirvió para esconder a varios en tiempos de la dictadura, pero también para que me tomaran preso; que mi hermana menor no se casara con el que obviamente se casó y entre otras peticiones el asuntito ese de las cenizas. No me pareció atingente ni cortés decirle que era de un costo no despreciable para nosotros en ese momento.
Se sentó en la arena - ¿Tienes un cigarrillo? -
- No fumo.
Papá, le iba a decir, pero no me salió la palabra. En medio siglo se pierde la costumbre.
- Me vas a tener que comprar, que sin el vicio yo no funciono, además que fue lo único que exigí para volver, y quizás por lo insignificante de mi petición fui el elegido, que si supieras lo que demandaban los otros, te mueres. “Cabaña especial”, si se puede.
Me largue a reír. Nunca me había percatado que también me reía con I, como mi padre. Me miraba entre confundido y enojado, que nunca tuvo buen genio el Flaco, como le decían sus amigos, yo no, porque era muy niño.
- Cabañas, papá, ¿Dónde diablo estuviste? Hace mil años que no se fabrican, sólo tabaco rubio, además con filtro.
- ¿Filtro?
- ¡Por Dios!, a ver ¿Tú cuándo te moriste?
- El 17 de Diciembre de 1958, hasta yo lo sé ¡Por la puta el hijo que me gasto!
Lo miré con simpatía, pero las fechas se olvidan, apuesto que él tampoco sabe cuando se murió su padre. Estaba sentado con las piernas cruzadas y los brazos sobre ellas. Me senté a su lado. Y puse mis manos en sus antebrazos. No estaba helado. No tenía porqué estarlo, pero eso de estar muerto uno lo asocia con el frío, los gusanos y hasta malos olores.
- ¿Estás con permiso, viniste para siempre, cuanto tiempo te vas a quedar?
- ¿Tú que crees, ya me quieres echar?
- ¡Oye, papá, no es nada de eso! Bueno, qué importa, es que estaba pensando que podría estar años poniéndote al día. No me vas a creer, pero siempre imaginé algo así, ¿Qué pasaría si un día volvieras, cómo te podría explicar como está de cambiado el mundo en que vivimos y hasta la posibilidad de vivir en otros mundos?
- ¿Y?
- ¿Y qué, no vas a querer que te cuente todo lo que te has perdido?
- ¿Estás muy apurado?
- En realidad no, pero no sabría por donde empezar, quizás si tú me fueras preguntando.
- ¿Y qué quieres que te pregunte?
- ¡Por Dios, Papá! No sé como tomarte, no recuerdo como eras antes, quizás siempre fuiste tan difícil, nunca tuvimos un diálogo de adultos, pero a mí se me ocurren de inmediato tantas cosas, yo supongo que empezaría preguntando por la familia.
- Bueno, ¿qué es de ellos?
- ¡Oye! Pero con más ganas, para que te crea que quieres saber, que no parezca una obligación.
- A ver, mejor te lo explico, no sé si quiero saber, me fui muy cansado de la vida, los últimos meses fueron un suplicio, lo único que quería era que todo terminara.
- Y entonces, ¿Por qué has regresado?
- Bueno es que ahora no me duele nada, en todo caso ese es otro cuento, no lo sé muy bien, aproveché una oportunidad, se puede decir, y aquí estoy, digamos que tenía cosas pendientes.
- Mamá murió hace como siete años.
- Bueno, que sus buenos años tendría ya, nadie es inmortal.
- Se había casado de nuevo.
- No me digas, ¿Cómo se llamaba el pelotudo de la ferretería, el negro cabeza de luche?
- No sé, no lo recuerdo, pero no fue con ése. Era un veterinario, un buen hombre, él se murió primero,
- O sea que la Olga se echó a dos maridos.
- Adrián Becerra, ¿te suena?
- No, para nada.
- La Andrea, La Andreíta se casó con José, que a ti nunca te cayó bien, un matrimonio estable, tuvieron tres chiquillos, y no sé cuantos nietos, buenos muchachos, todos universitarios. Y Jorge, bueno, hace años que no nos vemos, emigró a Suecia después del Golpe. Ha venido a Chile, pero no sé, está muy cambiado.
- ¿Y tú?
- Yo, ¿yo qué? Aquí estoy, vegetando. Creí que después de jubilarme sería capaz de escribir una novela, la novela del siglo ¿Te acuerdas del Martín Rivas inmerso en la revolución del 59.
- No del 51, el Motín fue en abril de 1851.
- Bueno, tú eres el profesor.
- Aquí con el Golpe tuvimos tanto material para una novela, pero no sé, no se ha dado, demasiado panfletario todo lo que se ha hecho. ¡Ah! Ya sé, me miras sin entender, pero es que uno se imagina que donde tú estás se sabe todo, se ve todo, pero parece que no es así. Hubo un golpe de estado el 73. El año 1973, supongo que ya te ubicas en las fechas. ¿Te acuerdas de Salvador Allende? Cuando tú votaste por Frei, ya estabas bien enfermo, yo tuve que acompañarte, Allende salió segundo por muy pocos votos, dejando a medio mundo asustado.
- No, no sé nada de este mundo, allá es, no sé explicarlo, no tengo colores, el tiempo está detenido, nada ocurre, no pasa nada, a nadie le intereso, soy como una molécula que forma parte de una inmensa roca, un ente inmutable.
- Pero acabas de decirme que tenías algo pendiente, o sea que algo te importaba.
- No sé, debe ser mentira.
- Pero estás aquí.
- Si, pero no tengo la más una puta idea para qué, ni qué debo o quiero hacer. Salvo fumar, sería rico un Cabañas especial, tenían un cinta de papel café como boquillera, ¿los recuerdas?
. - Sí, tú me pedías que te los guardara cuando viajábamos en el tren al Sur. Yo creo que lo hacías para probarme, pero nunca fumé. Bueno, de mi vida, te puedo decir que tengo, que tuve dos hijos, el mayor se murió en un accidente de lo más tonto, con un grupo de compañeros después de una fiesta, con un poco de trago, qué sé yo, chocaron y se dieron vuelta en el auto. Andrés que es el menor nunca ha madurado, lleva dos matrimonios, y dos chiquillos, uno con cada mujer, nunca puedo ver a mis nietos juntos.
- Yo no me quejo, nunca alcancé a conocer a mis nietos.
- Cosa tuya, tú te lo fumaste todo y nos dejaste, todos éramos niños, yo aún no cumplía los quince, y la Andrea andaba por los 18 supongo; debió suspender los estudios, y eso que en ese tiempo la universidad no se pagaba.
- ¿Me estás retando?
- Más o menos, sí, creo que tenemos derecho, económicamente quedamos pésimo, tu pensión de profesor nos alcanzaba para comer una semana. Lo del veterinario de mamá salvó la situación, era un buen tipo Para Jorge fue un verdadero padre, yo, bueno, para mí fue más difícil, estaba empezando a madurar y saberlo en la cama con mi madre me molestaba. La Andrea, en cambio optó por casarse, se fue de la casa y listo. ¿Quieres que te cuente otra cosita?
- ¿Te quieres reír de mí?, bueno ríete, nadie es perfecto, de ti no sé nada, pero es cosa de rascar un poquito por aquí y por allá para que salgan las yayas. Mejor cuéntame del mundo, en medio siglo siempre pasan muchas cosas, guerras, mal que mal yo me mamé dos guerras mundiales y la de Corea que tenía bastante mala cara.
- Bueno, guerras, así grandotas no, pero muchas guerras más pequeñas, a veces entre varios países, pero ahí no más. Los gringos son ahora amigos de los rusos, de los alemanes y hasta de los chinos, los únicos conflictivos son los árabes que además son ricos y tienen petróleo y en cuanto al resto del planeta, nadie los quiere mucho, pero los necesita. Es un jaleo complicado, tú sabes, ellos siempre tan poderosos e inteligentes se llevan jugando a la guerra y después no saben como salirse. Algún periodista los bautizó como el Imperio, eso porque actualmente no tienen ningún contrapeso, pueden imponer su voluntad por la fuerza en todo el mundo, además están felices de tener un emperador tan torpe como Nerón. Bueno ese es un buen resumen mundial de cincuenta años.
- Está bien, lo bueno, dos veces breve, ¿Era algo así, no?
- No, lo bueno, si breve, dos veces bueno.
- Salvo para el sexo
- No lo había pensado.
- ¿Y qué más?
- No me creerás, los norteamericanos llegaron hace años a la Luna con una nave, o sea un avión que viaja por el espacio.
- ¿Un disco volador?
- No, son como cohetes, ¿tú alcanzaste a conocer a Juri Gagarin?
- No, no sé quien es.
- No importa, quizás eso fue después, pero el Sputnik, ¿el satélite ruso?
- Sí, sí, como una pelota de fútbol que daba vueltas.
- Se han mandado naves a Marte y hasta más allá de Plutón. Pero lo más espectacular que te perdiste, debe ser la tele, me acuerdo que habíamos visto televisión cuando vino Perón, me llevaste a la calle Ahumada y había una en la vitrina, ¿Te acuerdas? Parece que en Falabella, Ahora todo se hace con la televisión, y todavía que es en colores, se ve mejor que las películas de tu tiempo, entonces cuando aterriza una de esas naves en Marte o en cualquier otro lado, uno lo puede ver por la tele, ¿Qué me dices?
- Sí, me gustaría verlo.
- Sí, y ¿qué más te gustaría ver?
- Mira aquí en San Antonio, en Barrancas mejor dicho, había un boliche pequeño, ahí me las pasaba a veces, no sé si tenía nombre siquiera, lo atendía una buena mujer, hasta me fiaba cuando andaba corto.
- ¿Y a tus hijos, a tus nietos?
- Bueno, puede ser, pero no vine para eso, ni siquiera los conozco a los nietos.
- ¿Y a mí, para qué me buscaste a mí?
- Yo no te busqué, no tengo idea por qué llegaste, además que casi no te reconozco, viejo, medio pelado y barrigón, ji, ji, ji.
- Me jodiste.
- Ji, ji, ji.
Se paró y empezó a correr por la playa, hacia el sur, hacia la primera roca, como la llaman los lugareños. Se lo veía liviano, lleno de vida, aunque parezca un desatino decirlo. Volvió después de unos minutos y empezó a sacarse la ropa.
- ¡Oye, papá te has vuelto loco! Ni siquiera sabes nadar, esta no es una playa para bañarse, al lado de las rocas hay una tremenda corriente, aquí todo el tiempo se ahoga la gente.
- No me hagas reír, ¿tú crees que uno se muere dos veces?
- Ya, ya, no he dicho nada, espero que no se te ocurra bañarte en pelotas.
- ¿Y qué tendría de malo, has visto por casualidad una bolsa de playa con mi traje de baño?
- Está bien, báñate como quieras, ojala que aparezcan los pacos y te tomen preso.
- Gracias hijo, no esperaba menos de ti. ¿Quién te hizo tan complicado y putijunto, o sea pusilánime, que es lo mismo? Mira, imagina que tú vuelves después de cincuenta años y te encuentras con un Hijo......................
Continuara
4 Comments:
Querido compipa: notables sus líneas, mi amigo, muy notables. Esperamos con curiosidad su nueva entrega... mientras tomamos un tecito y pan con mantequilla, o tal vez unas buenas sopaipillas con harta chancaca, aunque un vivito no vendría nada mal. Gracias. Un abrazo.
Chuico.
Oye, yo me quedé pensando, ¿Y? ¿por qué vino tu papá? o ¿tú fuiste a verlo? tal vez estás muerto o te permitieron ir a una misión al otro mundo.
Haría un concurso. Yo me he puesto a pensar que tú te fuiste a dar una vueltecita por el mundo de tu papá. O se trata de un sueño, luego despertarás y tal ves veas en tu velador un indicio que te haga pensar que mientras dormias tu padre se presentó de veras en tu pieza. Oye me puse a pensar también qué le diría yo a mi papá si lo viera de nuevo.
Nunca pensé en escribir algo así. ¡Qué diálogo con el papá interno!
¿Sabes? me ha gustado tu creación, me deja como las historias del Okey.
Espero que siga la próxima semana y no en tres meses más, pues yo quiero saber qué pasa enseguida, qué viene ahora. ¿Se acaba? ¿vienen otros personajes?
Querido amigo, la principal interrogante ahora, es quién escribió. Yo supongo que Luis Lagos, bueno por el email en que habla de este trabajo. Tampoco se quién es el "Chuico".
Solo puedo decirte, lo que viniste a hacer a este mundo es escribir ese libro, ya pues, escríbelo, tal vez esta sea la introducción o parte del capítulo uno.
ADELANTE, yo espero..... ¿que tal? el próximo lunes la segunda parte ¿qué te parece?
Bien venido al mundo de la creación literaria jecista. Cariños.
Cristina
Querida Cristina... en realidad es solo un cuento que trata de decifrar que nos quedo pendiente en el dialogo con la otra generacion. y ver que en el fondo seguimos haciendo las mismas cosas amores y traiciones. en realidad no se sabra si vino el padre a verlo o fue el hijo a aclarar cosas. en todo caso es solo un cuento para divertirese y igual que en el peneca cada uno puede soñar en transcurso de la semana que vendra.........
Querida Cristina... en realidad es solo un cuento que trata de decifrar que nos quedo pendiente en el dialogo con la otra generacion. y ver que en el fondo seguimos haciendo las mismas cosas amores y traiciones. en realidad no se sabra si vino el padre a verlo o fue el hijo a aclarar cosas. en todo caso es solo un cuento para divertirese y igual que en el peneca cada uno puede soñar en transcurso de la semana que vendra.........
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