Nombre: JEC60

lunes, marzo 15, 2010

A apretar la cincha

El caballo del consumismo se ha detenido por un momento. Cuando se pierde lo material uno recién se da cuenta de que hay que mirar nuevamente hacia nuestro interior para así poder re-calibrar el qué es lo que queremos de la vida. La alegría de la amistad, o el compartir en el silencio las palabras que antes no eran escuchadas puesto que la tele, la radio o los audífonos Ipod nos mantenían aislados los unos de los otros. Cuando la corriente eléctrica se va y los seres humanos tienen que compartir para sobrevivir, cuando en una catástrofe los espíritus se unen por sobre todas las diferencias, es el momento de apretar las cinchas y cambiar el rumbo.

El caballo del consumismo debe ser manejado con sabiduría para que lo básico no falte en ningún hogar, y lo básico no sea -como se vio en algunos casos- el plasma TV. Este es un momento para educar, para rescatar de la consciencia colectiva los valores esenciales que permiten a las civilizaciones avanzar. Si esos valores no se rescatan o "si se maneja el miedo como herramienta de control" las sociedades se fragmentan.

Hemos sido sacudidos por la madre tierra y es tiempo de cambios. Quienes sigan con la mente puesta en el pasado no serán capaces de construir el futuro. Quienes evaluando el pasado miran hacia el futuro construyendo nuevas relaciones sociales, políticas, económicas en el presente, tendrán la alegría de ver a sus descendientes compartir lo maravilloso del país, los frutos producidos por tantas manos, que sin miedos o restricciones darán sentido a sus vidas, dejando atrás las enormes frustraciones que la juventud ha tenido que sufrir al ver sus sueños destruidos por una economía que privilegia solo quienes adoran al becerro de oro.

Muchos de los valores que aprendimos y hemos vivido como miembros de una agrupación de jóvenes que quisieron cambiar la sociedad de los sesenta son aun efectivos y deben ser compartidos para que los jóvenes actuales puedan retomarlos y transformar nuestra sociedad.

No a la reconstrucción, pues ello significaría reconstruir una sociedad enferma del alma.

Si a la construcción de una sociedad distinta basada en la solidaridad, en la descentralización del poder político para evitar el centralismo que deja marginados de recursos a los que no están cerca de las cúspides, y si a la participación amplia en las tomas de decisiones en todos los niveles para que así vayamos dejando atrás la idea de que los ciudadanos somos meros consumidores.

El nuevo Chile exige de todos que nos transformemos en forjadores de nuestros propios destinos, exige que revivamos la llama solidaria que nos permitió superar los terremotos del pasado, exige que nos miremos como iguales compartiendo un territorio común en el cual el concepto de cooperar a nivel individual y social se traduzca en facilitar la equidad en el acceso a los recursos existentes para posibilitar que todos tengan acceso a vivienda, salud, educación, y empleos dignamente remunerados, todo lo cual debiese ser incorporado a la carta fundamental y ser considerados como derechos ciudadanos protegidos por la nación –que por tener tanta riqueza natural- los considere como derechos humanos. A apretar la cincha, es tiempo de cambiar de dirección.

Nelson Salinas