4 ª parte MI PADRE
- ¿Eso es un teléfono? Me estás payaseando.
- Me escuchaste hablar ¿no?
- ¡Chutacai!
- Si supieras las cosas maravillosas que se han inventado, imagínate que un fulano mueve un botón aquí en la tierra y eso le da una orden a una antena para que se mueva en la luna o a una nave que va viajando a Júpiter a millones de kilómetros. En cien años más, no quiero ni pensarlo.
- Se acabará el mundo.
- ¿Por qué?
- No sé, se me ocurrió, pensé en las novelas de ficción con Marcianos que nos invadían y cosas así.
- No hay Marcianos, eso ya se sabe, y es poco probable que en el sistema solar exista vida como la nuestra, Las condiciones de los planetas no lo permiten, para ir a la luna se debe llevar hasta el oxígeno, allá no hay.
- ¿Y todo eso ha hecho al hombre más inteligente?
- Te pusiste filósofo, depende de lo que se llame inteligencia, ¿Viste en la cajetilla de cigarrillos la foto de un hombre con un hoyito en la garganta?
- ¿Y fumaba por ahí?
- No, ¿Cómo se te ocurre? Jo, jo, jo, ¿Sabes? Me estoy riendo como el viejo pascuero, debe ser el vinito.
- ¿Pedimos otro, no te saldrá muy caro?
- ¡Échale no más!
- ¡Bigoteado el diablo!
- ¿Eso es malo?
- No, le pega lengua a uno, le cambia el habla y hasta la risa ¡Jo, jo, jo.
- Y empiezas hablar puras huevadas. ¡Perdona! Nunca había dicho garabatos delante de ti, en la casa no se decía ni poto.
- No importa , ya somos hombres.
- Tú nos decías esa famosa frasecita tuya: Eso es soez, pues que eso es soez, que era como un trabalenguas, pero también un reto. Si supieras, ahora todo el mundo habla a puro garabato, todo es huevón y huevada, en los diarios y hasta por la televisión. Con decirte que según la Real Academia ahora huevón quiere decir, amigo, compadre.
- O sea que evolucionamos.
- Bien discutible, pero sí, creo que, aunque sea a garabatos, hay más honestidad en las familias, no hay situaciones secretas que se le oculten a los menores, como el asunto de la mina tuya, de la que me enteré porque escuché hablar a los mayores.
- ¡Dale con la mina!
- ¿Y qué quieres!
- Que es un asunto tan viejo, todos estamos muertos y tú no nos perdonas. ¿No crees que uno puede volver a enamorarse?
- Pero no abandonar a la familia.
- Tu madre me echó de la casa. ¿Podemos pedir otro jarrito?
- Bueno.
- ¿Pero no saldrá muy caro?
- No huevón, amigo, compadre.
- La mina esa, como tú le dices, se llamaba Gilda, compadre, me gustó eso, como la de un tango, le gustaba bailar conmigo, se hacía un moño pequeñito aquí atrás, a pesar que tenía el pelo largo y negro, se parecía a la española que te dije. Era la mujer más noble que jamás he conocido, perdóname si crees que al decirlo descalifico a tu mamá; tenía como diez años menos que yo, cuando pasó lo que pasó se había quedado embarazada, ella solita, sin pedirme nada se hizo un aborto, remedios, le decían antes. No sé como lo supo tu madre y ahí quedó la cagada. De un día para otro, sin que yo ni siquiera me lo maliciara, una frase de mi madre, se fue, sin más se fue, me dejó una carta, porque así era antes, todo por carta, ahora supongo que se llamarán por ese teléfono tuyo desde Japón o desde la punta del cerro - no quería destruir mi matrimonio - eso me dijo, sólo que me destruyó el alma, no supe adonde se fue, aunque para ser franco, quizás podría a haberla buscado, pero me amariconé, ya había regresado a la casa y el asunto se terminó y no tenía vuelta. - Todo se acaba en la vida - solía decir un viejo compinche del Dominó, cuando la Teresa nos negaba el trago.
- ¿Y este local tiene que ver con ella?
- Sí y no, aquí nos conocimos, por casualidad, pero después nunca más volvimos juntos. Hace un rato pasamos frente a su casa, yo no quise mirarla, me dio cosas, ¿no sé qué? Y me puse a chutear una piedra para disimular y alejarme rápido, pero me latió, bueno, parece que todavía estoy vivo.
- ¿Viniste para saber de ella?
- Claro que no, te dije que se fue de del puerto, además que se murió.
- ¿Cómo lo sabes, la has visto allá?
- ¡Dale!, a ver, te he dicho que yo no comparto con nadie, no me ando paseando por la nubes con los angelitos y tampoco me estoy quemando en una hoguera.
- ¿Y entonces?
- Ella murió antes que yo, era Tía, o sea de esas que ayudan a las parvularias en los jardines infantiles. Se había ido a un pueblo del norte, no me acuerdo, parece que a Illapel, todo esto lo supe más tarde, se contagió con un niño y le vino meningitis. Teníamos un conocido en común que me lo contó, meses después. Lo tuyo con tu hijo muerto debe haber sido un dolor terrible.
- Bueno es un tema que no me gusta tocar, no lo tolero, de alguna manera uno se siente culpable.
- ¿Culpable?
- Por la crianza, uno cree que lo hace bien, que conoce a sus hijos y de repente despiertas sabiendo que tu hijo se murió junto a una mata de curados que chocaron con un poste y que el único muerto fue él, que salió volando por el parabrisas.
- Perdona, no quería causarte dolor.
- No te preocupes, tú no tienes la culpa, Así es la vida. ¿Te cuento una cosa?
- ¿Qué?
- Que la española, esa que no recuerdas, está vivita y coleando.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque a mí también me gustaba, tenía unas piernas preciosas.
- ¿Y está viva?
- Sí, hombre, ya no es una niña de veinte como la recuerdas, pero igual de hermosa, sólo que ahora está rubia, todas las morenas se enrubian, según dicen el pelo negro les endurece el rostro; mi Ester también se teñía cuando tenía pelo, en todo caso es mejor que las canas.
- Así que también te gustaba, pero eras bien chico.
- La Carmen Sevilla, papá ¿Cómo no te vas a acordar?
- ¡Pero qué bruto! Carmen de España valiente, yo soy la Carmen de España y soy cristiana y decente. ¡Pero qué idiota si hasta de la canción me acordaba.
- No te puedo decir qué es por la edad, porque yo soy más viejo, digamos que es por el encierro.
- Con que no digas que es por el pucho.
- En una de esas.
- Cuéntame mejor ¿qué me he perdido por culpa de mis puchitos? ¡Oye en serio! ¿Nunca has fumado?
- Yo creo que sí, una vez.
- Fúmate uno, anda.
- ¡Cof,cof,cof!
- No los aspires, sólo chúpalo.
- El padre del año, enseñándole a fumar a su hijo adolescente, ¡Cof,cof.cof. Jo,jo. Bueno, te perdiste la revolución de las flores, los sucesos de Mayo del 68 en París, estoy pensando en episodios históricos para disfrutarlos, fueron explosiones de libertad a nivel mundial, jóvenes tomándose las universidades, exigiendo el retiro de los grupos conservadores, los mismos con los que tú te enfrentabas como Radical abogando por la enseñanza pública. Me acuerdo que siempre hablabas con tanto orgullo de don Pedro Aguirre Cerda.
- Don Tinto, ¡Qué tiempos! Bueno, pero ¿qué quedó de todo eso?
- Uno no lo nota, pero siempre queda tanto, la libertad se va ganando espacios de a poquito, los mitos y las restricciones religiosas van desapareciendo cuando se acaba el temor. ¿Sabes? Está de moda un cómicos que dice ¡Muy buena la pregunta, viejo tal por cual, rechucha de tu mama o cualquier insulto! ¿Sabes que es buena la pregunta, porque yo nunca lo había pensado? Pero es cosa de comparar, el mundo que tú dejaste no tiene nada, nada que ver con el nuestro. En Estados Unidos, después de cien años de la guerra de secesión los vapuleados negros pueden usar el mismo baño, o ir a la misma escuela que los blancos; la chicas que para demostrar su protesta se sacaban los sostenes, terminaron imponiendo la moda, en Europa no se usan en las playas, ni siquiera en España, con lo pechoños que siempre han sido, entre paréntesis, se murió Franco después de como 40 años de dictadura, no lo vas a creer, ahora tienen rey.
- Me escuchaste hablar ¿no?
- ¡Chutacai!
- Si supieras las cosas maravillosas que se han inventado, imagínate que un fulano mueve un botón aquí en la tierra y eso le da una orden a una antena para que se mueva en la luna o a una nave que va viajando a Júpiter a millones de kilómetros. En cien años más, no quiero ni pensarlo.
- Se acabará el mundo.
- ¿Por qué?
- No sé, se me ocurrió, pensé en las novelas de ficción con Marcianos que nos invadían y cosas así.
- No hay Marcianos, eso ya se sabe, y es poco probable que en el sistema solar exista vida como la nuestra, Las condiciones de los planetas no lo permiten, para ir a la luna se debe llevar hasta el oxígeno, allá no hay.
- ¿Y todo eso ha hecho al hombre más inteligente?
- Te pusiste filósofo, depende de lo que se llame inteligencia, ¿Viste en la cajetilla de cigarrillos la foto de un hombre con un hoyito en la garganta?
- ¿Y fumaba por ahí?
- No, ¿Cómo se te ocurre? Jo, jo, jo, ¿Sabes? Me estoy riendo como el viejo pascuero, debe ser el vinito.
- ¿Pedimos otro, no te saldrá muy caro?
- ¡Échale no más!
- ¡Bigoteado el diablo!
- ¿Eso es malo?
- No, le pega lengua a uno, le cambia el habla y hasta la risa ¡Jo, jo, jo.
- Y empiezas hablar puras huevadas. ¡Perdona! Nunca había dicho garabatos delante de ti, en la casa no se decía ni poto.
- No importa , ya somos hombres.
- Tú nos decías esa famosa frasecita tuya: Eso es soez, pues que eso es soez, que era como un trabalenguas, pero también un reto. Si supieras, ahora todo el mundo habla a puro garabato, todo es huevón y huevada, en los diarios y hasta por la televisión. Con decirte que según la Real Academia ahora huevón quiere decir, amigo, compadre.
- O sea que evolucionamos.
- Bien discutible, pero sí, creo que, aunque sea a garabatos, hay más honestidad en las familias, no hay situaciones secretas que se le oculten a los menores, como el asunto de la mina tuya, de la que me enteré porque escuché hablar a los mayores.
- ¡Dale con la mina!
- ¿Y qué quieres!
- Que es un asunto tan viejo, todos estamos muertos y tú no nos perdonas. ¿No crees que uno puede volver a enamorarse?
- Pero no abandonar a la familia.
- Tu madre me echó de la casa. ¿Podemos pedir otro jarrito?
- Bueno.
- ¿Pero no saldrá muy caro?
- No huevón, amigo, compadre.
- La mina esa, como tú le dices, se llamaba Gilda, compadre, me gustó eso, como la de un tango, le gustaba bailar conmigo, se hacía un moño pequeñito aquí atrás, a pesar que tenía el pelo largo y negro, se parecía a la española que te dije. Era la mujer más noble que jamás he conocido, perdóname si crees que al decirlo descalifico a tu mamá; tenía como diez años menos que yo, cuando pasó lo que pasó se había quedado embarazada, ella solita, sin pedirme nada se hizo un aborto, remedios, le decían antes. No sé como lo supo tu madre y ahí quedó la cagada. De un día para otro, sin que yo ni siquiera me lo maliciara, una frase de mi madre, se fue, sin más se fue, me dejó una carta, porque así era antes, todo por carta, ahora supongo que se llamarán por ese teléfono tuyo desde Japón o desde la punta del cerro - no quería destruir mi matrimonio - eso me dijo, sólo que me destruyó el alma, no supe adonde se fue, aunque para ser franco, quizás podría a haberla buscado, pero me amariconé, ya había regresado a la casa y el asunto se terminó y no tenía vuelta. - Todo se acaba en la vida - solía decir un viejo compinche del Dominó, cuando la Teresa nos negaba el trago.
- ¿Y este local tiene que ver con ella?
- Sí y no, aquí nos conocimos, por casualidad, pero después nunca más volvimos juntos. Hace un rato pasamos frente a su casa, yo no quise mirarla, me dio cosas, ¿no sé qué? Y me puse a chutear una piedra para disimular y alejarme rápido, pero me latió, bueno, parece que todavía estoy vivo.
- ¿Viniste para saber de ella?
- Claro que no, te dije que se fue de del puerto, además que se murió.
- ¿Cómo lo sabes, la has visto allá?
- ¡Dale!, a ver, te he dicho que yo no comparto con nadie, no me ando paseando por la nubes con los angelitos y tampoco me estoy quemando en una hoguera.
- ¿Y entonces?
- Ella murió antes que yo, era Tía, o sea de esas que ayudan a las parvularias en los jardines infantiles. Se había ido a un pueblo del norte, no me acuerdo, parece que a Illapel, todo esto lo supe más tarde, se contagió con un niño y le vino meningitis. Teníamos un conocido en común que me lo contó, meses después. Lo tuyo con tu hijo muerto debe haber sido un dolor terrible.
- Bueno es un tema que no me gusta tocar, no lo tolero, de alguna manera uno se siente culpable.
- ¿Culpable?
- Por la crianza, uno cree que lo hace bien, que conoce a sus hijos y de repente despiertas sabiendo que tu hijo se murió junto a una mata de curados que chocaron con un poste y que el único muerto fue él, que salió volando por el parabrisas.
- Perdona, no quería causarte dolor.
- No te preocupes, tú no tienes la culpa, Así es la vida. ¿Te cuento una cosa?
- ¿Qué?
- Que la española, esa que no recuerdas, está vivita y coleando.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque a mí también me gustaba, tenía unas piernas preciosas.
- ¿Y está viva?
- Sí, hombre, ya no es una niña de veinte como la recuerdas, pero igual de hermosa, sólo que ahora está rubia, todas las morenas se enrubian, según dicen el pelo negro les endurece el rostro; mi Ester también se teñía cuando tenía pelo, en todo caso es mejor que las canas.
- Así que también te gustaba, pero eras bien chico.
- La Carmen Sevilla, papá ¿Cómo no te vas a acordar?
- ¡Pero qué bruto! Carmen de España valiente, yo soy la Carmen de España y soy cristiana y decente. ¡Pero qué idiota si hasta de la canción me acordaba.
- No te puedo decir qué es por la edad, porque yo soy más viejo, digamos que es por el encierro.
- Con que no digas que es por el pucho.
- En una de esas.
- Cuéntame mejor ¿qué me he perdido por culpa de mis puchitos? ¡Oye en serio! ¿Nunca has fumado?
- Yo creo que sí, una vez.
- Fúmate uno, anda.
- ¡Cof,cof,cof!
- No los aspires, sólo chúpalo.
- El padre del año, enseñándole a fumar a su hijo adolescente, ¡Cof,cof.cof. Jo,jo. Bueno, te perdiste la revolución de las flores, los sucesos de Mayo del 68 en París, estoy pensando en episodios históricos para disfrutarlos, fueron explosiones de libertad a nivel mundial, jóvenes tomándose las universidades, exigiendo el retiro de los grupos conservadores, los mismos con los que tú te enfrentabas como Radical abogando por la enseñanza pública. Me acuerdo que siempre hablabas con tanto orgullo de don Pedro Aguirre Cerda.
- Don Tinto, ¡Qué tiempos! Bueno, pero ¿qué quedó de todo eso?
- Uno no lo nota, pero siempre queda tanto, la libertad se va ganando espacios de a poquito, los mitos y las restricciones religiosas van desapareciendo cuando se acaba el temor. ¿Sabes? Está de moda un cómicos que dice ¡Muy buena la pregunta, viejo tal por cual, rechucha de tu mama o cualquier insulto! ¿Sabes que es buena la pregunta, porque yo nunca lo había pensado? Pero es cosa de comparar, el mundo que tú dejaste no tiene nada, nada que ver con el nuestro. En Estados Unidos, después de cien años de la guerra de secesión los vapuleados negros pueden usar el mismo baño, o ir a la misma escuela que los blancos; la chicas que para demostrar su protesta se sacaban los sostenes, terminaron imponiendo la moda, en Europa no se usan en las playas, ni siquiera en España, con lo pechoños que siempre han sido, entre paréntesis, se murió Franco después de como 40 años de dictadura, no lo vas a creer, ahora tienen rey.
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